"Hay muchos más pedófilos de lo que pensábamos"
- Joel Aguirre A.
- 18 mar 2017
- 3 Min. de lectura
Por: Joel Aguirre A. (Newsweek en español)
11 Mar 2017
En su nueva novela, El monstruo pentápodo, la escritora Liliana Blum narra las correrías de un sujeto que secuestra y enjaula niñas en el sótano de su casa.
A la novelista Liliana Blum siempre le han llamado la atención las historias sórdidas, por ello es una gran lectora de ese género que en inglés se conoce como “true crime”, ese que cuenta las vidas de asesinos y crímenes famosos.
¿Por qué ese interés? No lo sabe. Lo que sí sabe es que, desde que recuerda, siempre se ha preguntado qué es lo que puede provocar que una mujer, o el ser humano en sí, se vuelva cómplice de las situaciones más sórdidas, míseras e inhumanas. Por ejemplo, en su momento la impresionó sobremanera el caso de la británica Rosemary West, una asesina serial que en la década de 1980 junto con su esposo secuestraba niñas a las cuales violaban, torturaban y enjaulaban en el sótano de su casa.
La nueva novela de la escritora, El monstruo pentápodo, retoma esa temática, la del secuestro de niños, la pedofilia y la complicidad en la degeneración. “Me gusta explorar la naturaleza humana y por qué hacemos las cosas que hacemos”, explica Blum en conversación con Newsweek en Español. “Y aquí planteo el caso de una mujer enana, un personaje que no tiene una vida fácil en cuestión de pareja sobre todo por su baja estatura, y cuando encuentra por primera vez el amor es a costa de un precio muy alto, de ser cómplice de cosas terribles”.
Editada recientemente por Tusquets, El monstruo pentápodo relata la historia de Raymundo Betancourt, un profesionista cuyas características principales son ser, públicamente, honesto, responsable, solidario y comprometido con el bienestar de su comunidad. Sin embargo, posee también un par de sencillos placeres cotidianos: los chicles de canela y las niñas que mantiene secuestradas en su sótano.
“Yo era un monstruo pentápodo, pero te quería”, dice el obsesionado profesor Humbert Humbert a la niña Lolita en una legendaria obra del escritor ruso Vladimir Nabokov. De ahí que el título de la nueva obra de Liliana Blum no sea gratuito: “Es un guiño para quien ha leído Lolita. Cuando leí esa frase me quedé horrorizada porque la idea de un monstruo pentápodo... bueno, los humanos tienen cuatro extremidades y la otra... Es una imagen muy fuerte y, además, es una relación ilegal y de abuso”.
Blum nació en Durango, en 1974, pero vive en Tampico desde hace veinte años. Estudió literatura comparada y una maestría en educación con especialidad en humanidades. Su obra literaria, compuesta sobre todo por novelas y cuentos, suma una decena de títulos, entre los que destacan Pandora, Residuos de espanto y La maldición de Eva.

—¿El lector soportará el tema de la pedofilia en una novela, Liliana?
—Es un tema muy fuerte con el que quizá no es muy fácil lidiar. Yo misma confieso que a la hora de escribir ciertas partes y de revisarlas me sentí asqueada. Es algo que nunca me había pasado con mi escritura, pero siento que tenía que poner ciertas escenas. De hecho, desde el principio, cuando se plantea que este hombre está viendo a una niñita de cinco años, aunque no diga nada como que remite a lo que puede pasar; además de que es un hombre que está contenido totalmente. Tengo la idea de que hay muchos más pedófilos de los que actúan, muchos que saben que su inclinación es ilegal, inmoral, pero se reprimen. Y este hombre lleva mucho sin hacer daño, pero de repente hay algo que lo dispara. Es una historia muy fuerte con dos vertientes; una, cómo él logra atrapar a la niña, cómo planea el proceso, y dos, en el pasado y el presente vemos a su cómplice, la mujer enana que trata de racionalizar y justificar lo que hace.
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